La administración del estadio confirmó que, tras un “tiempo considerable” de negociaciones con la FIFA, se realizaron pagos y compromisos para permitir que los dueños puedan acceder y usar sus espacios durante los cinco partidos del torneo. Este acuerdo, que requirió la intervención de la Profeco, pone fin a un largo conflicto. Los propietarios deberán cumplir con un proceso de registro y acatar ciertas reglas, como la prohibición de ingresar alimentos y bebidas, y la no disponibilidad de sus estacionamientos habituales.