Antes de enfrentar al América, Chivas se encontraba en la posición 16 de la tabla general del Apertura 2025, con un registro de solo una victoria, un empate y cuatro derrotas, lo que constituía su peor inicio de temporada en los últimos 20 años.

La presión sobre Milito era máxima, y el Clásico era visto como un partido decisivo que podría definir su futuro.

Los análisis previos recordaban el historial mixto del técnico argentino en partidos de alta rivalidad durante sus etapas en Argentina y Brasil.

Además de los malos resultados, el equipo había lidiado con una extensa lista de lesionados, aunque afortunadamente para su causa, jugadores clave como Alan Pulido y Daniel Aguirre lograron recuperarse justo a tiempo para el crucial enfrentamiento. La victoria por 1-2 contra el acérrimo rival no solo rompió una mala racha, sino que también funcionó como un bálsamo y un respaldo contundente para el trabajo del estratega en un momento crítico.