La percepción de indisciplina ha generado un debate interno y externo.
Ricardo Ferretti fue tajante en su análisis para ESPN, afirmando: “En vez de bravos, son bravucones.
Es el equipo más indisciplinado del campeonato mexicano”.
Esta visión contrasta con la defensa de los propios jugadores.
El defensor brasileño Nathan Silva declaró que no se trata de indisciplina, sino de una filosofía de juego arraigada en el club. “Nosotros entrenamos de esta forma, jugamos con esta intensidad... es parte del futbol, vamos por una jugada, no vamos al 50%, vamos al 100%”, explicó Silva.
De manera similar, el canterano Santiago Trigos lo describió como “un sello que tenemos como equipo”.
Sin embargo, las consecuencias de esta “intensidad” son tangibles.
La expulsión de Efraín Juárez en el partido contra América, presuntamente por insultar al cuerpo arbitral, le costará una suspensión de varios partidos, afectando al equipo en duelos clave contra rivales directos como Chivas. Esta situación se suma a una serie de tarjetas y sanciones que han mermado al equipo a lo largo del torneo, planteando la pregunta de si este estilo de juego es sostenible para alcanzar sus objetivos.













