El impacto de Manuel Lapuente trasciende los numerosos títulos que consiguió.

Su filosofía, conocida como 'Lapuentismo', marcó una época y rivalizó con la escuela de Ricardo La Volpe, definiendo una de las dualidades tácticas más interesantes del balompié nacional. Basado en el orden defensivo, el equilibrio y una eficacia ofensiva letal, su estilo priorizaba la estrategia sobre el espectáculo, una idea inmortalizada en su célebre frase: “si quieren espectáculo, vayan al circo”.

Esta visión lo llevó a transformar equipos como Puebla y Necaxa en campeones de liga, construyendo planteles sólidos y competitivos.

Con el Necaxa de los 90, creó una dinastía que es recordada como 'El equipo de la década', un conjunto tan temido que, según anécdotas, incluso el legendario goleador José Saturnino Cardozo sentía pavor al enfrentarlo. Su éxito se extendió al América, al que hizo campeón en el Verano 2002, y a la Selección Mexicana, con la que alcanzó el logro más importante a nivel mayor: la Copa Confederaciones de 1999, venciendo a Brasil en la final. Figuras que estuvieron bajo su mando, como Ricardo Peláez, lo recuerdan con profunda emoción, llegando a calificarlo como “el mejor técnico de la historia”, mientras que Jorge Campos le agradeció la confianza que depositó en él para el Mundial de Francia 98. Su carácter frontal y sus críticas a los naturalizados y a técnicos extranjeros en el Tri también formaron parte de su explosiva personalidad, dejando una huella imborrable.