Su partida ha generado una ola de reconocimientos a su vasta y exitosa trayectoria.
La influencia de Lapuente trascendió los títulos, estableciendo una escuela táctica conocida como el “Lapuentismo”, caracterizada por el orden defensivo, el equilibrio y la eficacia ofensiva, que a menudo se contrastaba con el “Lavolpismo” de Ricardo La Volpe. Su legado incluye cinco títulos de liga con Puebla, Necaxa y América, además del mayor logro de la Selección Mexicana a nivel mayor: la Copa Confederaciones de 1999, ganada en casa contra Brasil.
Figuras del fútbol mexicano expresaron su dolor y admiración.
Ricardo Peláez, a quien dirigió en el Necaxa de los 90, lo recordó entre lágrimas como “el mejor técnico de la historia”, mientras que Miguel Herrera destacó su capacidad para formar a otros entrenadores como “Chepo” de la Torre y Luis Fernando Tena. Jorge Campos se mostró profundamente agradecido, recordando cómo Lapuente confió en él para el Mundial de 1998 a pesar de una lesión: “Se lo debo mucho, porque ese Mundial fue una situación difícil para mí”.
Lapuente también era conocido por su carácter explosivo y sus declaraciones contundentes, como su famosa frase “si quieren espectáculo, vayan al circo”, o su firme postura en contra de los jugadores naturalizados en la selección, la cual calificó de “ridículo, espantoso.
Además, estúpido”.
Su partida deja un vacío en el balompié nacional, pero su impacto como estratega y formador perdurará.













