La salida del jugador se precipitó por una combinación de factores.

En el aspecto deportivo, las lesiones musculares recurrentes le impidieron tener continuidad, disputando apenas el equivalente a poco más de dos partidos completos y anotando un solo gol.

Sin embargo, según los reportes, la “gota que derramó el vaso” fue la desaparición de su mascota, 'Halo', a principios de octubre. Este suceso personal habría provocado que Ramsey se ausentara de los entrenamientos y de sus terapias de rehabilitación, generando molestia al interior del club por la falta de comunicación.

La afición universitaria reaccionó con dureza a su partida, calificándolo en redes sociales como “un mercenario más”. Curiosamente, la prensa británica le dio poca cobertura a su salida del club, en contraste con la atención que recibió la noticia de la desaparición de su perro. Su partida, antes de cumplir siquiera un torneo de su contrato, deja un sabor amargo en la institución del Pedregal.