Según los informes, Fidalgo, quien ya se naturalizó mexicano, ha aceptado la invitación para unirse al Tri y podría ser elegible a partir de marzo de 2026, una vez que cumpla los cinco años de residencia en el país que exige la FIFA. El propio Javier Aguirre confirmó esta posibilidad, declarando que Fidalgo “tiene todo el derecho como cualquier futbolista mexicano” y que no tiene por qué cerrarle la puerta, abriendo la posibilidad de que se integre a la lista final para el Mundial.

Esta postura ha dividido opiniones.

El exarquero mundialista Oswaldo Sánchez fue contundente al afirmar: “No lo necesitamos”, argumentando que confía en el talento mexicano existente en esa posición como Edson Álvarez, Charly Rodríguez y Luis Chávez.

De manera similar, el exdelantero Luis Hernández expresó: “No estoy muy de acuerdo yo con los naturalizados, pero bueno, eso ya es cuestión del técnico”. Por su parte, el comisionado de la FMF, Mikel Arriola, se mantuvo al margen, dejando la responsabilidad de la decisión enteramente en manos de Aguirre y su cuerpo técnico. El caso Fidalgo reaviva así el clásico debate en el futbol mexicano sobre el equilibrio entre el mérito deportivo y la identidad nacional en la Selección.