Esta situación entra en conflicto con la recomendación de la FIFA de que los jugadores deben tener un mínimo de 72 horas de descanso entre partidos. A pesar de esta norma, se aclaró que su aplicación puede ser flexible según los calendarios locales y acuerdos entre clubes y jugadores, lo que abría la puerta a su participación. Finalmente, los seleccionados, con excepción de Carrasquilla que estaba suspendido por acumulación de tarjetas amarillas, reportaron en la concentración del equipo en Pachuca el mismo jueves del partido, declarándose listos para jugar si el técnico Efraín Juárez así lo decidía. El caso de Keylor Navas fue particularmente notable, ya que disputó los 90 minutos en el partido que significó la eliminación de Costa Rica del Mundial, un encuentro de alta carga emocional y física, antes de viajar para unirse a su club para otro duelo decisivo.