Con 5.6 mm de grosor, este modelo busca enamorar por su estética y comodidad, aunque implica renuncias en su sistema de cámaras y batería. El iPhone Air es una proeza de la ingeniería, con un grosor de solo 5.6 milímetros y un peso de entre 156 y 165 gramos que lo hacen casi desaparecer en la mano. A pesar de su delgadez, el dispositivo es sorprendentemente duradero, gracias a un marco de titanio de grado 5 y la incorporación de Ceramic Shield 2 en el frontal y Ceramic Shield en la parte trasera por primera vez. Pruebas de resistencia han demostrado que soporta hasta 60 kg de presión sin doblarse permanentemente. En su interior, alberga el potente chip A19 Pro, el mismo de los modelos Pro, garantizando un rendimiento de primer nivel.
Sin embargo, este diseño extremo conlleva sacrificios significativos.
El más notable es su sistema de cámaras, que se limita a un único sensor trasero de 48 megapíxeles. Aunque ofrece un zoom por recorte de 2x de alta calidad, carece de la versatilidad de un lente ultra gran angular o un teleobjetivo dedicado.
Otro compromiso importante es la autonomía; pruebas de uso intensivo revelan que su batería dura apenas 12 minutos menos que el iPhone 17 estándar, pero para usuarios avanzados apenas alcanza para una jornada completa.
Además, cuenta con un solo altavoz, sacrificando el sonido estéreo. A pesar de estos inconvenientes, su reparabilidad ha sido calificada positivamente por iFixit con un 7 sobre 10, un logro para un terminal tan compacto.
El iPhone Air se posiciona como el "iPhone del corazón", ideal para quienes valoran la estética y la portabilidad por encima de la máxima funcionalidad, aunque su elevado precio lo convierte en una opción de nicho.