El lanzamiento ha generado una alta demanda a nivel mundial, pero también ha estado marcado por una controversia sobre la durabilidad de los nuevos diseños, un fenómeno que los usuarios han denominado “scratchgate”. Los modelos iPhone 17 Pro y Pro Max abandonan el titanio de generaciones anteriores para volver a un chasis unibody de aluminio. Esta decisión de ingeniería responde a la necesidad de mejorar la disipación de calor, un factor crítico para el rendimiento del nuevo chip A19 Pro y el sistema de refrigeración con cámara de vapor. Una prueba de imagen térmica mostró que el iPhone 17 Pro Max opera a 33.3 °C bajo carga, casi 10 grados menos que su predecesor.

Sin embargo, este cambio ha generado quejas sobre la facilidad con que los acabados, especialmente los de colores oscuros como el azul, presentan rayaduras. Por otro lado, el iPhone Air se posiciona como el iPhone más delgado de la historia con 5.6 mm de grosor y un marco de titanio, aunque sacrifica la versatilidad de cámaras de los modelos Pro. A pesar de su delgadez, las pruebas de batería han sido sorprendentemente positivas, mostrando una autonomía comparable a la del iPhone 17 estándar en condiciones de uso intensivo. La demanda inicial ha sido tan fuerte que, según The Information, Apple ha tenido que pedir a sus proveedores un aumento en la producción diaria del iPhone 17 de entre un 30% y un 40%.