La empresa ha demostrado que este método permite que el refrigerante opere a temperaturas relativamente altas, hasta 70 grados centígrados, sin perder eficacia.

Si bien la tecnología de microfluidos no es nueva, su integración directa en la arquitectura del chip representa un avance significativo. De tener éxito, podría transformar el diseño de los centros de datos, permitir el desarrollo de chips más potentes mediante apilamiento y contribuir a los objetivos de sostenibilidad del sector tecnológico al disminuir su huella energética.