La decisión afecta a todas las ediciones del sistema operativo, incluyendo Home, Pro, Enterprise y Education.

Con el tiempo, se espera que muchas aplicaciones y hardware nuevo dejen de ser compatibles, lo que afectará la estabilidad y el rendimiento general del sistema.

Según estimaciones, alrededor de 240 millones de computadoras podrían quedar obsoletas al no cumplir con los requisitos técnicos para actualizar a Windows 11, como la necesidad del chip TPM 2.0. Microsoft impulsa a los usuarios a migrar a Windows 11, ofreciendo la actualización de forma gratuita para quienes posean una licencia oficial de Windows 10 y un equipo compatible. Para aquellos que no puedan actualizar, la compañía ha dispuesto un programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU) de pago, que permitirá recibir parches críticos hasta octubre de 2028, aunque esta opción está principalmente enfocada en empresas. El fin de ciclo de Windows 10 obliga a millones de usuarios y organizaciones a planificar una transición para evitar un “desperdicio ecológico insostenible” y garantizar la seguridad de su información.