MexBeb argumenta que esto provocará un aumento de precios al consumidor de entre 10% y 15%, golpeando desproporcionadamente a los hogares de menores ingresos.

La asociación sostiene que la medida es “altamente regresiva” y desincentiva la innovación en productos sin azúcar. Además, afirman que no existe evidencia de que estos impuestos reduzcan la obesidad, señalando que el consumo per cápita de refrescos se ha mantenido estable en 30 años, mientras la obesidad ha crecido. Advierten que el impacto económico será severo, afectando a 1.2 millones de “tienditas” donde estas bebidas representan cerca del 30% de sus ventas.

La Coparmex también expresó su preocupación, indicando que la medida genera incertidumbre fiscal y podría desincentivar la inversión.

Por su parte, el gobierno defiende el impuesto como una medida de salud pública para financiar el tratamiento de enfermedades relacionadas y no con un fin meramente recaudatorio.