Según el DOT, estas acciones han otorgado una “ventaja injusta” a la alianza. Aeroméxico manifestó su desacuerdo a través de un comunicado: “Aeroméxico lamenta esta decisión, la cual pasa por alto los beneficios que la alianza ha brindado a la conectividad, el turismo y a los consumidores en México”. Ambas aerolíneas habían advertido que la disolución podría implicar pérdidas de hasta 800 millones de dólares anuales en beneficios para los pasajeros, además de afectar empleos binacionales y la conectividad. A pesar del fin del JCA, que permitía la coordinación en rutas, precios y capacidad, se mantendrán acuerdos limitados como el código compartido y los programas de lealtad. Delta conservará su participación accionaria del 20% en Aeroméxico, y el DOT dejó abierta la posibilidad de reactivar la alianza si México garantiza un marco regulatorio de libre competencia.