La operación se estructuró en dos partes principales.

Primero, Pemex finalizó una oferta de recompra de bonos por 12,000 millones de dólares, de los cuales 9,900 millones corresponden a vencimientos entre 2026 y 2029, aliviando así la presión de corto y mediano plazo. En paralelo, la SHCP realizó una emisión de una canasta de bonos en los mercados internacionales, tanto en euros como en dólares, por un monto total equivalente a 13,800 millones de dólares. Hacienda informó que planea realizar una aportación de capital a Pemex por un monto equivalente al colocado en los mercados. La emisión tuvo una alta demanda de 573 inversionistas, alcanzando 50,640 millones de dólares, 3.65 veces el monto colocado, lo que permitió obtener condiciones favorables. Estas operaciones, según la SHCP, tendrán un impacto positivo en las calificaciones crediticias de Pemex, que ya han visto mejoras por parte de agencias como Fitch Ratings y Moody's, un avance que no ocurría desde 2013. El respaldo gubernamental se enmarca en el Plan Estratégico 2025-2035 de la petrolera y busca reducir el saldo de su deuda financiera, que roza los 100,000 millones de dólares.