Este proceso ha movilizado al sector privado mexicano, que exige una participación activa y advierte sobre la necesidad de fortalecer el equipo negociador del país para enfrentar lo que se anticipa como una negociación compleja. Organismos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la American Chamber of Mexico (AmCham) han subrayado que el T-MEC es la “columna vertebral” de la economía norteamericana, respaldando más de 17 millones de empleos y representando un comercio horario de 100 millones de dólares. Por ello, han solicitado su inclusión en el “cuarto de junto” para aportar la perspectiva empresarial. Kenneth Smith, exjefe negociador del tratado, ha advertido que el equipo actual de la Secretaría de Economía opera con solo el 50% de su capacidad en comparación con el que negoció el acuerdo original, por lo que instó al Congreso a asignar más recursos y plazas para fortalecerlo. La revisión se da en un contexto de tensiones comerciales, incluyendo la política arancelaria del presidente Donald Trump. La presidenta Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense, Mark Carney, acordaron un “Plan de Acción México-Canadá” para presentar un frente común y asegurar que el tratado se mantenga y mejore. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha calificado el proceso como “difícil, nada sencillo”, aunque confía en que el acuerdo prevalecerá. Las consultas públicas en México estarán abiertas hasta el 16 de noviembre, mientras que en Estados Unidos concluirán el 31 de octubre.