Esta estructura permite a Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, impulsar su producción sin comprometer su flujo de caja a corto plazo.

Sin embargo, para Grupo Carso, el acuerdo no está exento de riesgos.

Analistas de Valmex Casa de Bolsa señalan que la empresa enfrentará mayores costos operativos iniciales y un riesgo financiero considerable, dado que los ingresos dependen del cumplimiento de pagos por parte de Pemex. De hecho, los propios reportes de Carso revelan que la petrolera estatal mantiene “saldos sustanciales pendientes de cobro por trabajos ya ejecutados” en los campos Quesqui e Ixachi, lo que añade una capa de incertidumbre a la rentabilidad futura del proyecto.