Este movimiento estratégico busca afianzar a la compañía resultante en un momento en que las débiles perspectivas económicas han golpeado al sector.

La operación se produce poco después de que Donatella Versace anunciara su salida de la dirección creativa de la marca que fundó su hermano, siendo reemplazada por Dario Vitale, proveniente del grupo Prada. Se espera que la compra se cierre antes de que finalice el año, marcando un hito en la reconfiguración del poder en la alta costura global.