Las nuevas reglas, que entrarán en vigor en noviembre y diciembre, exigen que las empresas, incluidas las extranjeras, obtengan licencias específicas para exportar estos materiales o productos derivados.

De manera significativa, las restricciones se aplicarán extraterritorialmente: cualquier producto fabricado fuera de China que contenga más de un 0.1% de tierras raras de origen chino también requerirá una licencia de Pekín. Un portavoz del ministerio adelantó que las licencias para el sector de defensa extranjero serán denegadas, mientras que las solicitudes para semiconductores avanzados se evaluarán caso por caso. China controla aproximadamente el 70% de la minería y más del 90% del procesamiento global de tierras raras, lo que le otorga una posición dominante. La medida es vista como una respuesta a las restricciones impuestas por Estados Unidos a la venta de tecnología de chips a China y llega semanas antes de una reunión programada entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, lo que sugiere un uso estratégico de los minerales como herramienta diplomática.