Ambas aerolíneas argumentan que la disolución implicaría una "carga operativa y financiera significativa".

La cooperación entre Delta y Aeroméxico les ha permitido coordinar precios, rutas, horarios y capacidad en el mercado transfronterizo, lo que, según afirman, ha generado beneficios para los consumidores y ha aumentado la conectividad entre ambos países. Advierten que la terminación de su acuerdo podría resultar en la cancelación de hasta 24 rutas, una disminución de capacidad en otras 10 y la pérdida de hasta 800 millones de dólares en beneficios anuales para los pasajeros. La orden del DOT se enmarca en una serie de acciones del gobierno estadounidense contra la aviación mexicana, citando problemas de competencia y acciones del gobierno mexicano que, según Washington, distorsionan el mercado, como la reasignación de operaciones de carga fuera del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).