La Oferta Pública de Adquisición (OPA) de carácter hostil lanzada por BBVA para adquirir a su competidor, Banco Sabadell, ha fracasado al no alcanzar el nivel mínimo de aceptación requerido. La operación, que buscaba crear un gigante bancario en Europa, solo consiguió el respaldo del 25.33% del capital de Sabadell, una cifra muy por debajo del objetivo. El presidente de BBVA, Carlos Torres, confirmó que la operación no seguirá adelante y descartó su dimisión, argumentando que la decisión fue colegiada y que su continuidad no dependía del resultado.
"Importa poco lo que haya podido pasar.
El resultado no es el que nosotros deseábamos", admitió Torres, calificando el desenlace como una "oportunidad perdida" para los accionistas y clientes de ambas entidades. El fracaso de la OPA fue recibido con alivio por el gobierno español y los sindicatos, quienes se oponían a la fusión por temores a una reducción de la competencia y la pérdida de empleos. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, calificó la noticia como "una buena noticia para el empleo y la competencia bancaria". En contraste con la seriedad en la sede de BBVA, en Banco Sabadell el ambiente fue de celebración por haber mantenido su independencia. La reacción del mercado fue inmediata: las acciones de BBVA se dispararon más de un 10%, mientras que las de Sabadell cayeron más del 6% tras el anuncio.
En resumenEl fracaso de la OPA de BBVA sobre Sabadell marca un punto de inflexión en el sector bancario español, frenando una de las mayores consolidaciones propuestas en Europa. La resistencia de los accionistas de Sabadell y la oposición política y sindical han sido claves para mantener la independencia de la entidad catalana, mientras que BBVA ahora debe redefinir su estrategia de crecimiento en el mercado doméstico.