Esta estrategia, presentada como una práctica de "transparencia proactiva", busca combatir la evasión y elusión fiscal para consolidar un sistema tributario más equitativo.
El organismo detalló que las revisiones no serán aleatorias, sino que se priorizará a aquellos que presenten mayores calificaciones de riesgo. Los indicadores que activarán una auditoría incluyen celebrar operaciones con "factureras o nomineras", presentar pérdidas fiscales recurrentes, simular o abusar de deducciones, obtener ingresos no declarados y abusar de estímulos fiscales. También estarán en la mira quienes presenten inconsistencias entre importaciones y ventas, importen productos a precios subvalorados, no paguen retenciones de empleados, realicen operaciones con paraísos fiscales o soliciten devoluciones improcedentes.
Del total de auditorías, 1,200 se dirigirán a grandes contribuyentes (6.3% de su universo), 12,000 a pequeños y medianos contribuyentes (0.02% del padrón de 66.8 millones) y 3,000 a empresas de comercio exterior (2.5% de su sector). Aunque el número de auditorías representa un pequeño porcentaje del padrón total de 88.6 millones de contribuyentes, el SAT asegura que el enfoque selectivo permitirá un uso eficiente de los recursos de fiscalización.
La dependencia reiteró su compromiso de emplear mecanismos rigurosos y en estricto apego a la ley.













