Las protestas de productores agrícolas, que incluyeron bloqueos carreteros en al menos cinco estados, provocaron la suspensión de operaciones en plantas clave de la industria automotriz, afectando a gigantes como Audi y General Motors. Las manifestaciones, que duraron más de 72 horas, generaron pérdidas estimadas por la CANACINTRA en más de 2,300 millones de pesos debido a la interrupción de cadenas de suministro. La causa de los bloqueos fue la exigencia de los agricultores de un precio de garantía de 7,200 pesos por tonelada de maíz, en un contexto de caída de precios internacionales y aumento de costos de producción.
Las protestas afectaron rutas logísticas estratégicas en los corredores del Bajío, Occidente y Altiplano.
Como consecuencia directa, Audi México anunció la suspensión de actividades en su planta de San José Chiapa, Puebla, donde se produce la SUV Q5, debido a la imposibilidad de recibir insumos. De manera similar, General Motors detuvo la producción en sus plantas de Silao, San Luis Potosí y Ramos Arizpe, afectando a miles de trabajadores. La industria automotriz, que opera con un sistema de producción “just-in-time” (justo a tiempo), es extremadamente vulnerable a este tipo de interrupciones, ya que la falta de un solo componente puede detener toda una línea de ensamblaje. Aunque se alcanzaron algunos acuerdos con los productores para liberar las vías, el incidente evidenció la fragilidad de las cadenas productivas nacionales ante conflictos sociales.
En resumenLos bloqueos carreteros masivos por parte de productores de maíz en México tuvieron un severo impacto económico, forzando a importantes plantas automotrices como las de Audi y General Motors a detener su producción. El conflicto expuso la vulnerabilidad de la cadena de suministro industrial y las graves consecuencias económicas que pueden derivarse de las tensiones en el sector agrícola.