A pesar de una reducción significativa de sus pérdidas, la dependencia de los apoyos fiscales del gobierno y los retrasos en pagos a proveedores continúan generando incertidumbre sobre su viabilidad a largo plazo. La deuda de la petrolera estatal se mantiene como uno de los mayores lastres para las finanzas públicas. Cifras de finales de 2025 sitúan la deuda financiera total en 1.84 billones de pesos (aproximadamente 100,300 millones de dólares), consolidándola como la petrolera más endeudada del mundo. En este contexto, la secretaria de Energía, Luz Elena González, defendió la estrategia del gobierno, asegurando que Pemex ha logrado reducir sus pérdidas en un 90% y ha obtenido ahorros por más de 20 mil millones de pesos gracias a un riguroso programa de austeridad. Estos avances, según la funcionaria, han mejorado la calificación crediticia de la empresa ante agencias como Fitch y Moody's. Sin embargo, la oposición en el Senado ha cuestionado esta narrativa, señalando el grave problema de los adeudos con proveedores, que ascendían a 517 mil millones de pesos en septiembre. Aunque la Sener afirma que se han cubierto pagos por 300 mil millones, reportes indican que empresas como Grupo México han detenido operaciones en sus plataformas por falta de pago de Pemex. El gobierno federal mantiene la meta de que Pemex alcance la independencia financiera en 2027, pero analistas como los de HR Ratings consideran que esto no será realista hasta 2028. En medio de este debate, figuras históricas como Cuauhtémoc Cárdenas han revivido la propuesta de abrir la empresa a la inversión privada para asegurar su viabilidad, una idea que contrasta con la política de soberanía energética del gobierno actual.