Álvarez aseguró que un "mal manejo" en las negociaciones le impidió ofrecer la pelea de forma gratuita a la afición mexicana, como es su costumbre. Este suceso marca un punto de inflexión en la difusión de los eventos deportivos más importantes de México, al ser la primera vez que un combate de Canelo de esta magnitud no estará disponible en televisión abierta, rompiendo una tradición de más de una década.

El campeón tapatío fue contundente en sus declaraciones: “Fue un mal manejo que hicieron ahí.

Obviamente en mi contrato siempre procuro tener los derechos de México para que la gente pueda disfrutarla gratis.

Fue mala comunicación entre ellos que a final de cuentas me llevaron entre las patas”. Su molestia radica en que, a pesar de sus esfuerzos por asegurar la ventana de transmisión nacional, los derechos globales fueron vendidos de manera exclusiva a Netflix, imposibilitando que televisoras como TV Azteca o Televisa pudieran emitirla, incluso de forma diferida. Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, se sumó a las críticas, calificando la situación como "algo muy penoso" y "un revés para el pueblo de México". Según el periodista Rodolfo Vargas, la situación no fue una cuestión de dinero, sino un error en la gestión contractual que impidió a las televisoras mexicanas adquirir los derechos. La decisión de Netflix de mantener la exclusividad total subraya la creciente competencia entre las plataformas de streaming y los medios tradicionales, dejando a millones de aficionados mexicanos sin la posibilidad de ver a su máximo ídolo en un fin de semana tan significativo como el de la Independencia.