Este fervor no es solo una muestra de apoyo moral, sino también un fenómeno económico.

Aficionados como la pareja de Alejandro y Denise, que viajaron desde Coahuila, confesaron haber gastado más de 150 mil pesos mexicanos entre vuelos y entradas. Otros, como Juan de Dallas, exhiben con orgullo un cinturón réplica de The Ring por el que pagó más de 700 dólares. Los seguidores destacan el papel de Canelo como una figura de unidad.

Eddy, un mexicoamericano, comentó que lo que más le gusta del tapatío es “que une a todos los mexicanos y a los hispanos sin importar el resultado”.

Esta atmósfera de fiesta y devoción subraya el estatus de Álvarez no solo como un ídolo deportivo, sino como un símbolo cultural que moviliza a su gente, convirtiendo cada uno de sus combates en Las Vegas en una celebración de la identidad mexicana.