Esta cifra histórica contrasta drásticamente con los 50 millones que recibió el vencedor, Terence Crawford, consolidando al mexicano como la mayor atracción económica del boxeo. La disparidad en las ganancias subraya el estatus de Canelo como la cara del boxeo y su incomparable poder de atracción. La bolsa total del evento, reportada en 200 millones de dólares, fue financiada en gran parte por Turki Al-Sheikh y su promotora saudí 'Riyadh Season', quienes firmaron un lucrativo acuerdo con el mexicano. Diversos artículos destacan que esta cifra convierte a Canelo en el deportista mexicano mejor pagado de la historia por un solo evento.
La narrativa de "ganar perdiendo" se hizo presente, ya que, aunque Crawford se llevó la gloria deportiva y los cinturones, Álvarez se embolsó tres veces más dinero. Esta situación no es nueva en el boxeo de élite, pero la magnitud de la diferencia en este combate es notable. Además de la bolsa garantizada, se informa que Canelo también obtendrá ganancias adicionales por la taquilla y una porción de los ingresos generados por las suscripciones de Netflix, lo que podría elevar aún más su fortuna, estimada ya en cientos de millones de dólares. El evento demuestra que, en el boxeo moderno, el valor de mercado de un peleador puede ser tan o más importante que su resultado en una noche específica.