El propio Canelo expresó su descontento, calificando la situación como un “mal manejo” y un “error”, ya que en sus contratos siempre procura reservar los derechos de transmisión para México para que sus compatriotas puedan ver sus peleas de forma gratuita.

Según el boxeador, una “mala comunicación” llevó a que Netflix adquiriera la exclusividad global, lo que lo dejó “entre las patas”.

Este movimiento, aunque exitoso para la plataforma, rompió una larga tradición y generó un debate sobre el futuro del acceso a los grandes eventos deportivos en el país.