Históricamente, las peleas de Canelo eran un acontecimiento nacional accesible para millones de personas de forma gratuita. Sin embargo, esta vez, la alianza con Riyadh Season y la producción de UFC implicó un acuerdo de exclusividad global con Netflix. El propio Canelo expresó su frustración al respecto, explicando que la situación se debió a un error de comunicación que él no pudo revertir. "Fue un mal manejo que hicieron ahí porque, obviamente, en mi contrato yo siempre procuro tener los derechos de México para que la gente pueda disfrutarla gratis", declaró Álvarez.

Añadió que, a pesar de sus esfuerzos, "le vendieron a Netflix global, exclusivamente para ellos... me llevaron entre las patas". Este cambio representa un punto de inflexión significativo, donde las plataformas de streaming globales comienzan a desplazar a las televisoras tradicionales en la puja por los derechos de eventos de primer nivel. La decisión subraya una nueva era en la que la distribución de contenido deportivo se alinea con modelos de suscripción, alterando una tradición profundamente arraigada en la cultura popular mexicana.