Este resultado, ocurrido en el Allegiant Stadium de Las Vegas, representa la tercera derrota en su carrera y un punto de inflexión significativo en el boxeo mundial. El combate se definió por la superioridad técnica y estratégica de Crawford, quien, a pesar de subir dos categorías de peso, dominó la pelea de principio a fin.

Los jueces reflejaron su control con tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113.

Crawford, con su movimiento lateral, cambio de guardia y precisos contragolpes, neutralizó el poder del mexicano y expuso sus deficiencias ante boxeadores de gran movilidad, un patrón ya visto en sus derrotas anteriores contra Floyd Mayweather Jr.

y Dmitry Bivol.

El propio Álvarez reconoció las dificultades en la conferencia posterior, admitiendo que no pudo descifrar el estilo de su rival y que su cuerpo no respondió como esperaba.

“Algunas veces tú lo intentas pero tu cuerpo no responde, esa es mi frustración. Tal vez pude descifrar a Crawford, pero mi cuerpo no podía responder más”, declaró el tapatío.

La victoria de Crawford no solo le arrebató los títulos a Canelo, sino que también lo consagró como el primer boxeador en la era de los cuatro cinturones en ser campeón indiscutido en tres divisiones diferentes (superligero, wélter y supermediano), un hito histórico que lo consolida como el mejor libra por libra del momento.