Sin embargo, el resultado adverso ha motivado a figuras clave del boxeo mexicano a salir en defensa de su legado histórico. Tras el combate, se reportó que Canelo descendió en la clasificación de los mejores boxeadores del mundo, cayendo del octavo al décimo puesto y quedando al borde de salir del Top 10. Este descenso refleja el impacto inmediato de la derrota en la percepción de su estatus actual. En contraparte, voces autorizadas como la del legendario Julio César Chávez han reafirmado la importancia del tapatío.

“En el boxeo se gana y se pierde, pero su legado, su grandeza, nadie se lo va a quitar”, declaró Chávez, minimizando el efecto de un solo resultado en una carrera llena de logros. De manera similar, Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), aseguró que el lugar de Álvarez en la historia del pugilismo mexicano está garantizado a pesar de este tropiezo. Este contraste entre la evaluación de su momento actual y la defensa de su trayectoria histórica evidencia la dualidad con la que se analiza el futuro de Canelo: un campeón cuya grandeza pasada es indiscutible, pero cuyo presente está lleno de interrogantes.