Este resultado marca un momento crítico en la carrera del pugilista mexicano y redefine el panorama de la élite del boxeo mundial. El combate, celebrado el 13 de septiembre en Las Vegas, culminó con la victoria de Crawford, quien se apoderó de los títulos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Las tarjetas de los jueces (115-113, 115-113 y 116-112) reflejaron la superioridad del estadounidense, quien fue elogiado por su estrategia y condición física.
Para Álvarez, de 35 años, esta fue su tercera derrota como profesional, después de sus caídas ante Floyd Mayweather en 2013 y Dmitry Bivol en 2022. La preparación de Crawford fue señalada como un factor clave; su entrenador de acondicionamiento, Chet Fortune, reveló un enfoque en la potencia explosiva de piernas y caderas, lo que le permitió mantener un alto nivel de intensidad durante toda la pelea, dominando especialmente en los asaltos finales. Tras el combate, Álvarez declaró que “una derrota no define a un boxeador”, indicando su intención de continuar su carrera a pesar del revés. Sin embargo, la pérdida de todos sus cinturones en una sola noche ha generado un intenso debate sobre su futuro y su posición entre los mejores libra por libra.