Con dos peleas restantes en su contrato con promotores árabes para 2026, las opciones sobre la mesa son variadas y complejas.

Una de las posibilidades más discutidas es una revancha inmediata contra Crawford.

La cláusula para un segundo combate estaba firmada, pero la decisión de activarla recae en Canelo, quien podría optar por esperar, considerando que el estadounidense suele pelear solo una vez al año. Otra opción es enfrentar a David Benavídez, un combate que los aficionados han pedido insistentemente y que pondría a prueba al tapatío contra un rival más joven y agresivo.

Benavídez ha declarado en repetidas ocasiones que el mexicano lo evita.

El plan de Turki Alalshikh también contemplaba llevar a Canelo a pelear en el Reino Unido, con posibles oponentes como Hamzah Sheeraz o Callum Simpson, aunque la derrota podría haber alterado esta estrategia. Finalmente, persiste el sueño del propio Álvarez de pelear en el Estadio Azteca. Este escenario podría materializarse a finales de 2026 en el último combate de su contrato actual, aunque dependería de la disposición de los promotores saudíes para trasladar el evento a México. La decisión que tome Canelo en los próximos meses será crucial, ya que a sus 35 años y con casi 20 de carrera profesional, debe sopesar tanto el desafío físico como el beneficio económico para los últimos capítulos de su trayectoria.