Este resultado ha generado un intenso debate sobre el futuro del boxeador mexicano y ha consolidado a Crawford como uno de los mejores libra por libra del mundo. El combate, celebrado en el Allegiant Stadium de Las Vegas, fue dominado por el estadounidense, quien se coronó como el nuevo monarca absoluto de las 168 libras. La contundencia de la victoria de Crawford generó múltiples reacciones en el mundo del boxeo. Su entrenador, Bomac McIntyre, calificó la pelea como una “tarea fácil”, asegurando que habían estudiado a la perfección los movimientos de Álvarez mucho antes de que se anunciara el enfrentamiento. De manera similar, el entrenador Calvin Ford afirmó no estar sorprendido, ya que consideraba que Crawford dominó por completo a un Canelo que “nunca supo cómo descifrarlo”. El propio Crawford declaró que fue una “falta de respeto” que los analistas y aficionados subestimaran sus habilidades, pensando que sería noqueado por el poder del mexicano. La derrota fue tan impactante que incluso Julio César Chávez Jr.

confesó sentir dolor por el resultado. Por otro lado, el entrenador Robert García sugirió que la narrativa sobre la lesión en el codo de Canelo podría ser una estrategia para “vender” una futura revancha, argumentando que el tapatío no se encontraba al cien por ciento.

Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, respaldó a Canelo ante las críticas, destacando su legado.

La victoria de Crawford no solo significó un cambio de guardia en la división, sino que también abrió un nuevo capítulo de análisis sobre la carrera y las vulnerabilidades del ícono mexicano.