Uno de los principales obstáculos, según reveló el periodista Dan Rafael, es que el contrato del primer combate no incluía una cláusula de revancha automática, lo que significa que cualquier segundo enfrentamiento debe ser negociado desde cero.

A esto se suman las exigentes condiciones económicas del equipo de Crawford. Bernie Davis, entrenador del estadounidense, declaró que su pupilo solo regresaría al cuadrilátero por una bolsa de “100 millones” de dólares, una cifra significativamente alta que complica las negociaciones.

El propio Crawford ha mostrado poco apuro por definir su futuro, declarando a ESPN que por el momento prefiere disfrutar su victoria: “Quiero ir a casa, relajarme... Quiero disfrutar mi victoria por ahora”.

Esta postura, sumada a la falta de una obligación contractual y las altas demandas financieras, sugiere que una revancha no es una prioridad inmediata para el nuevo campeón. La inminente cirugía de codo de Canelo añade otra capa de complejidad, ya que su recuperación lo mantendrá alejado del entrenamiento hasta mediados de 2026, haciendo que cualquier posible revancha sea un proyecto a largo plazo y no una certeza.