Este resultado, su tercero como profesional, generó un amplio debate sobre su futuro y su posición en la élite del boxeo.

La pelea en Las Vegas no solo significó la pérdida de sus cinturones, sino que también fue descrita como una caída “reciente y dolorosa” que dejó una “sensación amarga”.

A pesar del revés, el propio Canelo reafirmó su compromiso con el deporte.

“Después de veinte años, sigo sintiendo la misma pasión que tenía cuando subí al ring por primera vez”, afirmó tras el combate, demostrando que su espíritu competitivo permanece intacto.

El enfrentamiento fue analizado por figuras prominentes del boxeo.

La leyenda Evander Holyfield fue claro en su evaluación, declarando que Crawford “era el mejor boxeador” esa noche, destacando que conectó más golpes y no recibió tanto castigo. Por su parte, su ex promotor Óscar de la Hoya y el presidente de Golden Boy, Eric Gómez, afirmaron no estar sorprendidos, ya que consideraban que el estilo de Crawford era la debilidad de Canelo, un tipo de rival que habrían evitado para él. La derrota, seguida de una cirugía, ha puesto a Álvarez en una encrucijada, obligándolo a reevaluar sus próximos pasos en la fase final de su ilustre carrera.