Este combate, solicitado por aficionados y expertos, es visto como una prueba crucial para la reivindicación de Canelo tras su reciente derrota. Márquez, conocido por ser un constante crítico de Álvarez, ha utilizado su plataforma para señalar que este enfrentamiento es una deuda pendiente con el público. “Está esa pelea que siempre hemos pedido y que no se ha dado”, declaró Márquez en una entrevista, recordando el contexto en que el combate pudo haberse realizado antes. “Hubo movimientos algo medio extraños cuando Benavidez era retador oficial de la división en las 168 libras”, añadió, sugiriendo que se evitó el enfrentamiento en su momento. La insistencia de 'Dinamita' resalta la percepción de que Benavidez, por su poder y agresividad, representa el mayor reto disponible para Canelo en la división supermediana y una oportunidad para que el tapatío demuestre su grandeza ante un oponente de alto riesgo. El propio Márquez reconoce las dificultades para organizar el evento, calificándolo como “una pelea que difícilmente se puede concretar, pero vamos a esperar, no imposible”. La presión mediática, impulsada por figuras de la talla de Márquez, mantiene el combate en el centro del debate boxístico, convirtiéndolo en un evento que podría definir el legado de Álvarez en la etapa final de su carrera.