Benavídez, quien recientemente ascendió a las 175 libras y se coronó campeón del CMB, ha sido explícito en su desafío.

Argumenta que Canelo ya no tiene oponentes de calibre en el peso supermediano y que, si quiere seguir persiguiendo la grandeza, debe probarse en una nueva división.

“¿Qué peleas le quedan en las 168 libras?

Munguía, Mbilli y Pacheco?

No hay peleas para él”, declaró Benavídez.

Su propuesta es clara: Canelo debe enfrentarse a la trinidad de campeones que dominan el peso semicompleto.

“Si regresa, tiene que pelear contra uno de nosotros. Tiene que pelear contra Beterbiev, Bivol o contra mí”, afirmó.

Esta narrativa posiciona a la división de las 175 libras como el escenario natural para los últimos grandes combates de la carrera de Álvarez.

Un enfrentamiento con Artur Beterbiev o una revancha con Dmitry Bivol, quien ya lo derrotó en esa categoría, son peleas que generarían un enorme interés. Benavídez incluso ha utilizado su propio ascenso como un argumento para presionar a Canelo, declarando en una charla con el diario Marca: “Hizo lo que hizo en 168, así que ahora, ¿por qué no subir a 175 y hacer lo mismo?”. Este llamado a subir de peso no es solo un reto deportivo, sino también una estrategia para acorralar a Canelo, dejándolo con pocas opciones que sean atractivas tanto para los aficionados como para su propio legado.