A un año del inicio de la pugna interna en el Cártel de Sinaloa, Culiacán enfrenta una de sus peores crisis de seguridad, con cifras alarmantes de violencia que han transformado la vida cotidiana de sus habitantes. El conflicto, desatado tras la detención de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2024, enfrenta a las facciones de “Los Chapitos” y “Los Mayos” por el control del territorio. El saldo de esta guerra interna, según datos del Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP) y otras fuentes, es devastador: se reportan 1,828 homicidios dolosos y 2,390 desapariciones forzadas en los últimos doce meses.
Miguel Calderón Quevedo, coordinador del CESP, describe la situación como una “tormenta constante” que supera crisis anteriores, como las de 2008 y 2017, por su impacto profundo y prolongado.
Los meses más violentos fueron octubre y noviembre de 2024, y junio de 2025. La violencia no solo se refleja en cifras de homicidios; las desapariciones forzadas también han alcanzado un récord, con 2,189 denuncias según la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), cuyo presidente, Óscar Loza Ochoa, advierte que las autoridades están rebasadas. La crisis ha tenido un severo impacto económico, con el cierre de más de 1,000 empresas, la pérdida de más de 25,000 empleos y un colapso en la vida nocturna y comercial. A pesar del despliegue de más de 10,000 elementos federales y estatales, la percepción de inseguridad persiste, afectando escuelas, comercios y la vida social en general, y dejando a la población civil atrapada en el fuego cruzado.
En resumenEl primer aniversario de la guerra interna del Cártel de Sinaloa deja a Culiacán sumida en una profunda crisis de seguridad, con cifras récord de homicidios y desapariciones. El conflicto ha devastado el tejido social y económico, y a pesar de la presencia de fuerzas de seguridad, la violencia continúa rebasando la capacidad de las autoridades, generando un clima de miedo e incertidumbre en la población.