Por segundo año consecutivo, el Gobierno de Sinaloa, encabezado por Rubén Rocha Moya, suspendió los festejos masivos del 15 de septiembre en Culiacán, limitando la conmemoración a un acto cívico protocolario debido a la persistente situación de violencia en la entidad. La decisión, anunciada días antes del evento, priorizó la seguridad de las familias sobre las celebraciones populares que incluían conciertos de artistas como Miguel Bosé y Marisela. La cancelación refleja la grave crisis de seguridad que afecta al estado desde septiembre de 2024, atribuida a una disputa interna en el Cártel de Sinaloa. El gobernador justificó la medida como un "ejercicio de alta responsabilidad" para "asegurar el bienestar, la seguridad y los derechos de las y los sinaloenses".
En declaraciones posteriores, admitió haber actuado por prudencia y por "miedo a una provocación" que pudiera poner en riesgo a la ciudadanía en una congregación masiva. El acto protocolario se llevó a cabo en la explanada del Palacio de Gobierno con una asistencia limitada, compuesta principalmente por cadetes de la Universidad de la Policía y un reducido grupo de ciudadanos, en contraste con las multitudes de años anteriores.
La decisión fue replicada por otros municipios como Navolato y San Ignacio, que también optaron por suspender o limitar sus festejos.
La medida subraya el impacto profundo de la violencia en la vida cívica y social de la capital, donde incluso las tradiciones nacionales más arraigadas se ven supeditadas a la imperante necesidad de seguridad pública.
En resumenLa suspensión de los festejos del Grito de Independencia por segundo año consecutivo evidencia el severo impacto de la crisis de seguridad en la vida pública de Culiacán, obligando a las autoridades a sacrificar una celebración nacional masiva para salvaguardar la integridad de la ciudadanía.