Como resultado, además del abatido y los ocho detenidos, se aseguraron diez armas largas.

Horas más tarde, en operativos de seguimiento en la sindicatura de El Tamarindo, elementos del Ejército Mexicano localizaron tres vehículos abandonados, presuntamente relacionados con los mismos hechos. Entre las unidades se encontraban dos camionetas blindadas: una Suburban negra acondicionada para transportar armamento de alto calibre en su interior y en la parte superior, cerca de la cual se halló material explosivo; y una Tahoe gris que presentaba impactos de bala.

El tercer vehículo, una Honda HR-V, tenía un compartimiento adaptado para lanzar poncha llantas.

A lo largo del tramo carretero, los militares encontraron cientos de casquillos percutidos de armas largas, evidencia de la magnitud del combate.