Un agente de la Policía Estatal Preventiva asignado a la seguridad de uno de los hijos del gobernador Rubén Rocha Moya fue rescatado con vida tras ser privado de su libertad, en un operativo que culminó con un violento enfrentamiento en el sur de Culiacán. Este suceso subraya la audacia de los grupos criminales y la creciente vulnerabilidad del círculo de seguridad del mandatario estatal. La mañana del 3 de octubre, el agente Alexander “N”, quien se encontraba en su día de descanso, fue interceptado por al menos cinco sujetos armados en la colonia Renato Vega Alvarado. El hecho activó de inmediato el “Código Rojo”, desatando una masiva movilización de fuerzas estatales y federales, incluyendo al Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.
Según los informes, un dispositivo GPS que portaba el oficial fue clave para su rápida localización.
La persecución culminó en la avenida Álvaro Obregón, cerca del libramiento La Costerita, donde las fuerzas de seguridad se enfrentaron con los captores.
El saldo del tiroteo fue de un presunto delincuente abatido, identificado como Federico “N” de 22 años, y tres más detenidos, todos con heridas de bala.
El agente fue liberado, aunque también resultó herido y requirió hospitalización.
En el lugar se aseguró un vehículo Toyota Corolla, armamento y equipo táctico.
Este evento ocurre menos de dos semanas después de que una camioneta en la que viajaba una nieta del gobernador fuera atacada, hiriendo a un escolta. Aunque en esa ocasión el gobernador lo calificó como un intento de robo, la seguidilla de ataques directos al personal de seguridad de su familia evidencia una escalada en la confrontación que pone en entredicho la percepción de seguridad en la capital.
En resumenEl secuestro y posterior rescate del escolta del hijo del gobernador, que resultó en un enfrentamiento con un muerto y múltiples heridos, demuestra la grave crisis de seguridad en Culiacán, donde ni el personal cercano al máximo poder estatal está a salvo de la violencia del crimen organizado.