Durante el tiroteo, una patrulla de la Guardia Nacional fue incendiada y quedó completamente calcinada. La respuesta de las fuerzas federales fue inmediata, desplegando un amplio operativo por tierra y aire que incluyó helicópteros de la Fuerza Aérea Mexicana sobrevolando la región. El alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, aseguró que la situación estaba "controlada" y precisó que el enfrentamiento ocurrió en una brecha cercana al poblado, no dentro de la comunidad. Gámez Mendívil también mencionó la existencia de una base permanente de fuerzas federales en la zona, instalada debido a "hechos que han generado violencia días atrás". Como consecuencia del violento suceso, las escuelas y la sucursal del Banco del Bienestar en Tepuche suspendieron sus actividades, alterando la vida cotidiana de los habitantes, quienes relataron haber escuchado detonaciones horribles y buscar refugio en sus hogares.