Este sentimiento de incertidumbre frena decisiones de inversión a largo plazo. En contraste, el mercado de vivienda usada muestra una dinámica diferente, con propietarios que ofrecen descuentos significativos por la urgencia de vender, a veces aceptando ofertas muy por debajo del valor inicial. Esta situación ha creado la percepción de una caída general de precios, como ejemplificó Félix Terán: “si la estoy vendiendo en 2 [millones] y de repente dices, ‘oye, traigo un cliente que dice que te da unos 700 [mil], agárralos, pero ya véndela’”.