El Centro Penitenciario de Aguaruto en Culiacán enfrenta una grave crisis interna, evidenciada por un alarmante número de homicidios dolosos, riñas y el decomiso de tecnología avanzada como antenas satelitales Starlink. Esta situación subraya la pérdida de control de las autoridades y la capacidad operativa del crimen organizado dentro de la prisión. Durante 2025, la Fiscalía de Sinaloa ha registrado cinco homicidios dolosos dentro del penal, una cifra que pone de manifiesto la violencia endémica en sus instalaciones. La situación se agrava con eventos como la riña ocurrida el 17 de octubre, que dejó un muerto y tres lesionados, y durante la cual se aseguraron tres armas largas, dos cortas y un artefacto explosivo. La capacidad de los internos para acceder a armamento y tecnología de punta es un factor de gran preocupación. En julio, una revisión resultó en el decomiso de 45 teléfonos y dos antenas Starlink, sumando un total de cinco sistemas de internet satelital incautados en el año.
Un experto consultado calificó el caso como "paradigmático", ya que refleja "la capacidad del crimen organizado para su operación" y evidencia que "los penales no están fortificados para evitar este nuevo tipo de amenazas".
Además de la tecnología, revisiones posteriores han encontrado objetos como tijeras, martillos y módems. La historia del penal está marcada por fallas de seguridad, como la fuga masiva de 51 internos durante el "Culiacanazo" en 2019 y la evasión de figuras de alto perfil como Juan José Esparragoza Monzón, 'El Azulito', en 2017. La Fiscalía, por su parte, indicó no haber recibido denuncias formales por abusos de autoridad, a pesar del contexto de violencia y control criminal.
En resumenEl penal de Aguaruto opera como un centro de poder para el crimen organizado, donde la violencia es constante y el acceso a tecnología avanzada demuestra la incapacidad de las autoridades para mantener el control y la seguridad.