Héctor Armando Morán, comerciante del mercado Garmendia, relata la situación: “La carne no ha dejado de aumentar, poquito, pero cada semana sube. Ahorita la tengo en 240 pesos el kilo, pero ya me la están dando en 250”. El problema no se limita al precio, sino también a la escasez.
Los comerciantes afirman que desde hace dos o tres meses el abasto es irregular, recibiendo a veces menos de la mitad de lo que piden.
Las causas de este fenómeno son múltiples.
La sequía ha reducido el hato ganadero, especialmente en la zona de los Altos, disminuyendo la producción. A esto se suma la inseguridad en las carreteras, que afecta el transporte de la mercancía.
“Cuando no hay enfrentamientos, hay retenes, y a veces los carros con carne no pueden pasar.
Eso también afecta”, explica Morán.
La situación ha obligado a los comerciantes a buscar alternativas, como la carne importada de Brasil, para poder mantener sus negocios a flote ante la disminución de las ventas y las ganancias.











