Netanyahu reforzó el mensaje con una advertencia directa: “Han sido advertidos, ¡váyanse ahora!”.

La ofensiva se ha caracterizado por la destrucción de múltiples torres residenciales, como las torres Taiba 2, Al Ruya, Sisu y Mushtaha, que según Israel, eran utilizadas por Hamás para “labores de inteligencia y observación”. Netanyahu afirmó que la demolición de 50 de estos edificios en dos días era “sólo la introducción” a la incursión terrestre. Sin embargo, la ONU y diversas ONG han advertido que la zona designada como humanitaria no cuenta con las condiciones mínimas para acoger a tal cantidad de desplazados, y Philippe Lazzarini, director de la UNRWA, reiteró que “no hay ningún lugar seguro” en el enclave. A pesar de las órdenes, muchos residentes se niegan a abandonar sus hogares, agotados por múltiples desplazamientos y sin garantías de seguridad en el sur.