La situación alimentaria es particularmente grave; un informe de la ONU confirmó la existencia de hambruna en la gobernación norte, y la OMS ha instado a Israel a detener la catástrofe, declarando que “el hambre de civiles como método de guerra es un crimen de guerra”. UNICEF reportó que más de 7,000 niños menores de cinco años han sido tratados por desnutrición aguda.

La portavoz Tess Ingram describió la situación con crudeza: “La historia es la misma: un plato al día, casi siempre lentejas o arroz, compartido en familia, con los padres saltándose la comida para que los niños puedan comer”. Además de la falta de alimentos, la destrucción es casi total, con pérdidas económicas estimadas en 68 mil millones de dólares. La violencia no cesa, con reportes de ataques aéreos que dejan decenas de muertos diariamente, incluyendo personas que intentaban conseguir alimentos en puntos de ayuda humanitaria.