Sin embargo, el desplazamiento forzoso enfrenta enormes obstáculos.

Según estimaciones del ejército israelí, más de 250,000 palestinos ya han abandonado la ciudad, pero la ONU y agencias humanitarias advierten que la llamada “zona humanitaria” en Al-Mawasi, al sur, está superpoblada y carece de infraestructura para acoger a más personas. Mohamad Abu Salmiya, director del complejo médico Al Shifa, señaló que “solo un pequeño número de personas pudo llegar al sur” y que quienes lo logran “a menudo no encuentran ningún lugar donde quedarse”.

La situación ha sido calificada de hambruna por la ONU, y residentes como Umm Anas al Ashqar describen la vida bajo los bombardeos constantes como insostenible: “La muerte sería más fácil que esto”. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el empeoramiento de la catástrofe humanitaria, pero Israel mantiene su objetivo de desmantelar lo que considera el último bastión de Hamás.