El ataque más reciente se produjo cuando algunos residentes habían regresado al edificio para intentar recuperar sus pertenencias tras los bombardeos iniciales.

Según la agencia de noticias Sanad, vinculada a Hamás, al menos nueve personas resultaron heridas, y medios palestinos advirtieron sobre la posibilidad de que un número indeterminado de personas quedaran atrapadas bajo los escombros. El ejército israelí justificó la acción militar con el argumento recurrente de que la torre era utilizada por Hamás para “recabar inteligencia y establecer puestos de observación” sobre sus tropas, una justificación que, según los informes, Israel utiliza frecuentemente para atacar lugares protegidos por el derecho internacional. Este incidente es parte de una estrategia más amplia de bombardeos y demoliciones en la Ciudad de Gaza, que se ha intensificado desde que Israel anunció su intención de ocupar la urbe en agosto. Videos difundidos en redes sociales mostraron a desplazados en otra torre cercana, Al Muhanna, arrojando sus muebles por las ventanas en un intento desesperado por salvar sus bienes tras recibir órdenes de evacuación.

Estos ataques selectivos contra infraestructura civil, especialmente aquella que alberga a desplazados, agravan la crisis humanitaria y refuerzan las acusaciones de desplazamiento forzoso contra Israel.